Las lenguas de signos recurren con mucha frecuencia a las construcciones de clasificador, como las que observamos en el siguiente ejemplo.
"Un hombre iba andando por la calle y vio una bicicleta apoyada en un árbol, sin candado. Se detuvo, miró a su alrededor, se montó y empezó a pedalear, pero casi no podía. Se acercó otro hombre, lo vio y empezó a gritarle que la bicicleta era suya. El otro se bajó de la bici y salió corriendo con el segundo hombre detrás."